
“Abordajes sobre los consumos problemáticos desde el campo de la salud mental”
Grupo Institucional de Alcoholismo y otras Adicciones (GIA) estuvo a cargo del ateneo de agosto, coordinado por el Comité de Docencia e Investigación. Compartimos una breve reseña de su presentación.
El GIA es un dispositivo de nuestro hospital que se ocupa principalmente del abordaje de la problemática de consumo de sustancias. Actualmente está compuesto por cuatro licenciadas en psicología, de las cuales una coordina el dispositivo, una médica especialista en salud mental y dos residentes de la RISAMC: un médico y un licenciado en psicología y una secretaria. Distintas disciplinas (enfermería, trabajo social, terapia ocupacional) han formado parte del equipo en otros momentos y se considera que han enriquecido el trabajo, por lo que el espacio permanece abierto a propuestas.
En el encuentro el equipo historizó acerca de cómo surgieron los GIA en el país, la metodología de trabajo del dispositivo, algunas estadísticas generadas por el mismo equipo y los desafíos que se presentan.
Se recibe la demanda de tratamiento desde una estructura interdisciplinaria, se trabaja de manera ambulatoria con turnos programados que se acuerdan al interior del equipo. Cada usuario puede llegar personalmente, vía comunicación telefónica, e-mail, derivaciones internas o de otros efectores. Llegan demandas espontáneas o producto de la coordinación entre profesionales, de Juzgados de la provincia, entre otros.
El proceso de admisión es el momento de conocimiento de la situación del usuario y su entorno socio-afectivo. Se realizan entrevistas singulares y familiares a fin de evaluar la situación y considerar si la persona puede iniciar el tratamiento; para ello se tienen en cuenta los siguientes criterios:
Población asistida a partir de los 18 años de edad.
- Voluntad de realizar tratamiento: el dispositivo trabaja desde el acuerdo terapéutico como herramienta para la recuperación integral del usuario y su entorno socio-afectivo. Es de suma importancia, en esta primera instancia, lograr la construcción de la demanda de tratamiento, en base a la consciencia de situación y consciencia del problema.
- Acompañamiento socio-afectivo: es fundamental que el usuario concurra acompañado de un referente socio-afectivo (familiar, amigo, vecino, compañero de trabajo, etc.) figura que sirve de apoyo para el usuario y amplia perspectiva del equipo, criterio fundamental pero no excluyente.
Compromiso y sostenimiento del encuadre: es necesario que el usuario y su referente concurra en tiempo y forma a los turnos acordados. Cada situación es evaluada en detalle, con el objetivo de pensar una estrategia de abordaje singular para ese sujeto.
Es importante aclarar que los criterios de admisión son flexibles, contemplando la singularidad de cada sujeto que se recibe.
En cuanto a la modalidad de abordaje la misma es ambulatoria y el objetivo de tratamiento es el cese del consumo problemático. Teniendo en cuenta la complejidad para lograr la abstinencia, se utilizan también elementos del modelo de reducción de daños. De esta manera es posible contemplar la singularidad de cada persona así como de su entorno en las distintas etapas del proceso terapéutico.
Pensar la reducción de daños y el abstencionismo como estrategias vinculadas no es una contradicción, sino un ejercicio de integración que reconoce que ambos paradigmas responden a lógicas distintas pero que aun así son formas –complementarias - de leer lo mismo: el sufrimiento psíquico, el uso de sustancias, su relación con la subjetividad y los modos diversos que un sujeto tiene de habitar el cuerpo. De esta manera es posible pensarlos de manera articulada en un marco clínico, comunitario e institucional.
Por último, situaron algunos desafíos propios de la complejidad del abordaje y las singularidades y otras necesidades como el fortalecimiento del recurso humano y el espacio físico.