Artículos

Sobre el Espacio de Paseos y Salidas

Otro modo de entender las prácticas en salud.

El espacio de Paseos y Salidas fue pensado para participar en actividades culturales y artísticas organizadas en la comunidad. Es coordinado por profesionales de la RISaM, Sala y el DAPs.

Una vez al mes, un recital, una película, funciones de circo, obras de teatro, etc., son excusas para salir al mundo, salir del hospital. Fundamentalmente, la invitación se ofrece a aquellxs usuarixs que están internadxs.

La propuesta surge en febrero de 2016, a partir de la inquietud por la escasez de actividades terapéuticas  durante la tarde-noche. 

La participación en eventos o situaciones que convoquen a toda la comunidad y no estrictamente pensadas para usuarios de los servicios de salud mental, es el eje que guía las propuestas que se eligen cada mes.

Poco a poco, aquello que se gestó como una alternativa auspició nuevos encuentros. Salir a compartir una cena, también se constituyó como un plan.

Desde uno de esos paseos, rescatamos esta crónica, como muestra de las diferentes formas de habitar un mundo, pensar una estrategia terapéutica, una salida que fortalezca lazos, los recree y los anime:

Después de la lluvia del viernes que nos obligó a posponer para el próximo martes, martes 10 de abril… ¡Salimos! Todos preparados para vivir la experiencia de algo distinto. Como de costumbre, preparamos lo necesario: notas, permisos, tarjetas, dinero y partimos. Un grupo fue en cole y otro, más pequeño, en remis.

Nuestro destino sería el Comedor El Viejo Villalba en Puerto Sánchez, un lugar culturalmente importante para nuestra ciudad y con una estética que, por momentos, nos recuerda a Brasil.

Este andar hacia el afuera, propuso otro tiempo, otra movilidad, con sueños por venir y promesas por cumplir.

Mientras viajábamos en el cole, mirábamos cómo iba cambiando el paisaje y nos íbamos acompañando. Llegamos rápido. ¡Tan cerca está el río del hospital! Recorrimos un trecho, con un andar tranquilo, disfrutando de la costa, que nos ofreció paisajes verdes confundidos con el amarillo y el azul, placeres suculentos aquellas vistas que competían con la promesa de las empanadas de Don Villalba. 

El día, aunque caluroso, auguraba un buen paseo, con buenas compañías y nuevos olores: el del otoño, el de la tierra suelta de la sequía de aquellos días, el del río, el del pescado, el de las papas fritas, “el de las rosas”.   

Caminamos por la calle de Puerto Sánchez, acompañados por el ronroneo del agua que nos arrullaba y mecía las canoas, bellos adornos para nosotros, herramientas de trabajo para sus pobladores.

Al llegar nos fuimos ubicando en las mesas reservadas y pedimos la comida. La mayoría encargamos las empanadas típicas de la casa. Sacamos cuenta de cuántas comeríamos. Costaba manejar la ansiedad mientras la comida no llegaba. Alguien decidió no comer ni tomar su consabida Coca. Dijo que no, mientras se agarraba la panza acompañado de un gesto que indicaba que tenía miedo de que le hicieran mal. Sin embargo, se quedó en la mesa. Tal vez se nutrió de otras cosas: del compartir espacios con otros al lado del río, del encuentro con la parrilla donde se asaba un pescado mientras reconocía que era un dorado, de mirar objetos ligados a la pesca.   

Ese día, en ese grupo (si bien salimos al mundo, cada salida es un mundo) hubo otras voces, voces acariciantes y confortantes, con otra sonoridad, que pidieron, que narraron, como la de quien sentada a la mesa recordó a sus hijos que hace mucho no ve. Hubo también voces que sacaron cuentas, que decidieron, luego de un rato, compartir los gastos. O como alguien, que agradeció y agradeció, y saludó sonriendo al irse a los demás comensales. O como alguien que, con su andar bamboleante, dibujando figuras, se acercó al baño de la casa de familia, pidió permiso para pasar y dio las gracias al salir.  Voces sin estridencias que espantaron los miedos, los de todo el grupo.

Es que tal vez hay otros tiempos, tiempos del placer, de elegir, de mirar los colores primarios, de estar en otro lado, más allá, más acá. De hacer otra cosa, de otra forma, de que nos atiendan, de pagar por lo que comemos y tomamos. De compartir, reinventarse,  soltar otros pájaros, sostener la alegría, disolver el vacío.

                                                                                                                         

 

 

 

Comentarios

¡Sin comentarios aún!

Se el primero en comentar este artículo.
Volver arriba