Mujeres Protagonistas: Gabriela Tascher
Conversamos con la artista plástica María Gabriela Tascher, en el marco de la nota central del boletín Sin Chaleco.
Si miramos a nuestro alrededor seguro vemos a alguien que cuida, que se encarga de hacer algo para contener y ayudar a que otra persona se sienta protegida. En su enorme mayoría, ese lugar es ocupado por mujeres. Puede ser la maestra en la escuela o la enfermera en el centro de salud o, tal vez, quien se ocupa de recibir un papel o de preparar una merienda. Todas estas pequeñas acciones están presentes en nuestras vidas cotidianas y por lo general, no se les da el valor que, efectiva y afectivamente, tienen. Por eso hemos elegido algunas experiencias de mujeres que cuidan. Entre ellas, se reparten la enorme red de cuidados que sostiene y contiene a quienes necesitan ser cuidados.
María Gabriela Tascher es artista plástica y docente. Vive por la calle Rondeau, cerca de la Avenida Don Bosco. Nació hace 61 años, en Villaguay. Vino a la ciudad de Paraná a estudiar, pero por las cosas de la vida ese plan se demoró hasta 2007 donde comenzó a formarse en la Licenciatura en Artes con orientación en pinturas de la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Actualmente, se encuentra abocada a la escritura de su tesis de licenciatura basada en el diseño de autor.
Soy una comprometida con los haceres elegidos en mi vida.
De muy pequeña estuvo incentivada por su papá que le enseñó a tocar la guitarra y cantar. Fue en su ferretería, mientras ella lo acompañaba, donde Gabi hizo sus primeros bocetos.
Mi papá tenía un mostrador inmenso y un escritorio donde guardaba todas las cosas para llevar los papeles del negocio. Lo tenía siempre muy ordenado y a mí me encantaba sentarme y jugar con sus lápices y lapiceras.
Gabriela desde niña se entusiasmaba con la posibilidad de estudiar dibujo por correspondencia, algo común por esa época. En las revistas que compraba veía la publicidad y cada tanto mandaba cartas para poder aprender.
Era caro y en mi casa no me podían pagar.
Un poco más grande, en su ciudad natal, Gabriela comenzó un taller de cerámica. De esos inicios recuerda la presencia de muchas mujeres maestras y referentes. “En mi trayectoria como artista y aprendiz tuve gente muy valiosa y a quienes respeto mucho. Las personas que se atravesaron en mi vida se entregaron de corazón a su tarea de enseñanza. Recuerdo a Olga Blanc, Mati Ceballos y Liliana Marchesse. También estaba Susana Goldenberg, quien era titiritera y me invitaba a que fuera a cantar y tocar la guitarra en un barrio donde ella trabajaba.”
El sostenerse económicamente desde el arte es un gran desafío para cualquier artista.
Es una utopía. Es algo muy difícil, pero yo creo que se están dando las condiciones para que podamos hacerlo. Es una lucha, porque el arte muchas veces se concibe como algo elitista y para unos pocos, y no es así. Los artistas necesitamos siempre de los otros, de esa otra persona en la cual, muchas veces, nos miramos.
Actualmente Gabriela ofrece su arte los sábados y domingos en la Feria de Salta y Nogoyá o feriando desde la vereda de su casa. Quizás muchos de nosotros tenemos el recuerdo de verla durante muchos años en la peatonal de Paraná con su caballete abrazado por tarjetas, imanes, láminas e incluso telas estampadas.