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Puntualizaciones sobre un tratamiento posible de las adicciones
¿Cómo abordamos a las personas con uso problemático? ¿Abstinencia o reducción de daños? ¿Tratamiento ambulatorio o comunidad terapéutica?
Si bien en la Ley Nacional de Salud Mental y Adicciones queda sumamente claro cómo se debería abordar a las adicciones en el campo de la salud pública, vemos rápidamente que en la práctica cotidiana aparecen las contradicciones, los diferentes discursos, los imaginarios sociales y los diferentes modelos de abordajes que los profesionales y las instituciones sostienen, defienden y proclaman. En este contexto nos preguntamos:
¿Cómo abordamos a las personas con uso problemático? ¿Cómo intervenimos como agentes de salud en este tipo de padecimiento? ¿Cómo deberíamos intervenir? ¿Desde qué posicionamiento? ¿Abstinencia absoluta o reducción de daños?¿tratamiento ambulatorio o comunidad terapéutica?
Para ir orientando una posible respuesta podemos decir que, a grandes rasgos, existen dos modelos de abordaje de las adicciones: el de la comunidad terapéutica y el de la reducción de riesgo y daños. Ambos con implicancias teórico-políticas diferentes y hasta antagónicas.
La lógica del modelo abstencionista; que tiene como objetivo el cese absoluto del consumo, responde al paradigma de la “guerra contra las drogas” impulsado por Estados Unidos. En general consiste en una internación fuera del contexto social y sin contacto con el exterior, en principio; por un tiempo variable donde se realiza un tratamiento que exige la abstinencia. Esto puede ser entendido como un fin poco realista, ya que no siempre la abstinencia puede ser alcanzada. En esta lógica de trabajo a cada sujeto se le indica cuál es el modelo a seguir y éste es igual para todos. Luego de aproximadamente un año de internación se otorga el alta la mayoría de las veces sin una clara inclusión social; las estrategias de afrontamiento son escasas y, al encontrarse con los mismos factores descompensadores que llevaron a la internación en un primer momento, las “recaídas” son más la regla que la excepción. Esto se suele leer como una falta de “motivación” o una falla del tratamiento y no como una falencia del modelo mismo.
Por otro lado, en oposición al modelo abstencionista, la perspectiva de reducción de riesgo y daños; parafraseando a Deborah Fleischer, apunta a la minimización de los efectos negativos relacionados con el consumo, más que a tratar de eliminar el mismo. Tal enfoque acepta que el consumo de estas sustancias persiste a pesar de todos los esfuerzos realizados para combatirlo y se posiciona desde un lugar no estereotipado, respetando las diferencias individuales, la singularidad del uno por uno y los derechos humanos. En consonancia con estas ideas, Fleischer plantea que hay gente que no puede o no quiere abandonar los hábitos de consumo, por lo que sus objetivos se dirigen, en un primer momento, a reducir las consecuencias adversas y luego a evaluar si es posible y apropiado alcanzar la abstinencia. Aquí la autora plantea que tal abordaje no es excluyente del abstencionista, aunque considera que este último objetivo puede alcanzarse como no, pasando a un plano de menor importancia.
Es necesario considerar que las políticas de minimización de daños no promueven ni estimulan el uso de las drogas, entendiendo al tratamiento del mismo integralmente en el contexto social.
La minimización de daños se trata de respetar las decisiones personales de los usuarios con relación a sus hábitos de consumo, evitando las consecuencias negativas que se desprenden de su mal uso, y por sobre todo, aceptando al adicto como un miembro de la sociedad, sin estigmatizarlo, criminalizarlo o excluirlo; haciendo hincapié en las responsabilidades que le competen como ciudadano. Esta perspectiva es congruente con los lineamientos de la Ley Nacional de Salud Mental; si bien podemos afirmar que estamos en una época donde ambos modelos conviven y, por momentos, las políticas públicas inclinan la balanza para una lógica o para otra. Será tarea de todos retomar los debates en torno al tema.
Artículo publicado en Sin Chaleco #145, abril de 2017.
Bibliografía relacionada
FLEISCHER, D. (2015) Reducción de daño/comunidad terapéutica. Psicoanálisis y el hospital (27).
FLEISCHER, D. (2015) Reducción de daño/comunidad terapéutica. Psicoanálisis y el hospital (27).