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Quedate en casa: Las Ramonas  y el Covid 19. - Hospital Escuela de Salud Mental
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Quedate en casa: Las Ramonas  y el Covid 19.

Articulo realizado por una compañera trabajadora social en el marco de la pandemia.

-Situando que es nuestra primer pandemia, la que nos ubica a todes en factor de riesgo, porque el virus lo transportamos nosotres.

-Situando  el lugar del cuidado de uno mismo y del otre, como nunca antes nos había pasado.

El desafío: Cuidarnos para poder cuidar.

El estado nacional, a tiempo, toma las medidas en forma extraordinaria para evitar los contagios, contra reloj se planifica una batería de estrategias y acciones donde la consigna es "quédate en casa".

Estás medidas de cuidado fue para todes por igual, pero en el correr de los días una realidad quedó afuera,  la pobreza.  El rezago de un gobierno nacional anterior que olvidó, mato y desarmo la sociedad en trozos de mayor a menor jerarquía. En esos trozos menores quedaron los grandes asentamientos y comunidades pobres, y aquí entro la Ramona a sacudirnos el tarro, a patear el tablero, a recordarnos que están y otra vez son los más vulnerados.
Estás medidas de cuidado nos ubicaron en distintos microclimas, entonces algunes cocinan y ejercitan en hermosas mansiones, invitando a la vida sana, al encuentro con el otre, al descubrimiento de "la casa habitada”, con un despliegue de lujos y comodidades casi en forma exacerbada, y hasta violento también.

En otro plano aparece otro grupo, el que venía callado, escondido, cómo no entendiendo esto de "quédate en casa”. Recuperando relatos traigo "En mi casa? Somos diez! el baño está afuera, no hay agua, comemos por tanda porque no entramos en la cocina" " Si no cartoneamos no comemos", " si me quedo metida dentro me mata a palos" , "si no salgo a la calle enloquesco con mi viejo alcohólico" , "si consumo adentro los mato a todos", “ en mi casa nos cagamos de frio”, “que hago con los pibes encerrados”, “ni idea como es eso de las clases por la computadoras”, “que se yo lo del distanciamiento si mi rancho da a las vías”.
El cuidado se retuerce, porque las medidas  y el quedarte en casa no funciona. En cierto punto el aislamiento vulnera algunos sectores aún más,  a esos sectores abandonados en forma eterna por los estados.
 

Aquí es donde pienso la salud mental, el trabajo en salud mental.
Y entiendo algo, esto es colectivo. Que yo o vos con las comodidades de nuestras casas entendamos el "quedate en casa" no significa la igualdad de condiciones para ese otre.
Me interpelo y pienso en cómo  debo resignificar la escucha, las intervenciones, darle una vuelta de tuerca a lo inmediato y no caer en lo general para redemir un lugar. Pero a la vez, caer en lo general para separar las individualidades y entender a ese otre desde su construcción, historizando.

Es como una cachetada, la desidia y abandono del estado en ciertos lugares quedaron a la vista en este contexto, se pusieron en vidriera.
Pero  el virus no fue traído por la población de la villa, ni de los asentamientos, ni de los trabajadores.
El virus vino a nuestra gente, pero obviamente que la precariedad en las condiciones de vida les ubica como población de riesgo a ellos.

Pienso ese CUIDAR (nos) ese significado de solidaridad, de empatía, que también ayuda a la lectura colectiva, contextualizada, pero no absoluta, no determinante.
El virus entro en las Ramonas que fueron escondidas en el baúl del auto por “su patrón” para seguir trabajando, aquí las Ramonas enfermaron por no tener agua, por pasar frío, por hacinamiento, por falta de una política de planificación urbana, de vivienda digna, de acceso a la salud y educación. Aquí el virus desató la peor pandemia, la negligencia de un estado que durante cuatro años vulneró todos los derechos, la ignorancia de los libertarios y el hambre atroz de un capitalismo que muestra la miseria más grande del ser humano, el individualismo.
En este contexto como pensar la salud mental?
Tratando de encajar como piezas de un gran sistema?
Ubicando la casa como el lugar para quedarse, cuando a veces es el lugar de riesgo?
En este contexto las herramientas de organización social son la fuerza, conociendo que no significa un "literal" camino con las políticas en situaciones de emergencia. Los recursos siempre son menos, y el cuerpo a veces es nuestro mayor recurso.
La salud mental inclusiva e interdisciplinaria nos reúne aquí para pensarnos con el otre. El aislamiento no es soledad, tampoco abandono. Pero esa transmisión debemos hacerla los equipos de salud, con la escucha activa, con la presencia en la medida de lo posible y también con la organización de redes en la comunidad.
Nos pensamos aislados? Podemos intervenir en la salud mental de una comunidad? Podemos hablar de salud de mental dónde los riesgos son ser mujer, dónde se convive con hostigamiento, con hambre, con derechos vulnerados, con precariedad estructural?
Cómo ser lo objetivamente capaz y oportuno en una atención de salud mental, cuando no hay lugar donde ir, no hay espacios de privacidad, no hay referentes familiares, o simplemente no pueden referenciarse.
El uso del tiempo en este contexto implica creatividad, proactividad y capacidad de reinvención. El tiempo en las poblaciones vulnerables y vulneradas es perverso. Entonces la salud mental es momentánea, es ligera, es como arena escurridiza, porque implica un ya, un ahora, un hoy para dar cuenta, para calmar un dolor, para contener, estar. La salud mental en tiempos de Pandemia nos lleva a todes a la angustia de lo posible, de lo imaginable, desde el sentido común,nos acecha la subjetividad de todes.
Milagro Sala dice en página 12, " la cuarentena que la hagan los ricos, ellos trajeron el virus, pueden quedarse en sus casas, los pobres deben salir a buscar el pan”.
El Coronavirus ha puesto al mundo de cabezas?
Volvemos a la salud mental, a cómo sostener el bienestar individual y colectivo en este contexto de emergencia sanitaria, económica y social?
Todos los dispositivos han sido rearmados, reorganizados para contener, para seguir. Pero aparecen otros condimentos, como el miedo, la  desconfianza, el agotamiento, la desprotección, la  inseguridad. Estos comienzan a transversalizar el contexto de aislamiento, nos desnudan de otras miserias que arrasaron antes a los cuerpos, antes del Covid 19. Las Ramonas ya venían cargando las miserias, pero el virus las empobreció más.

Hablemos de la salud mental, de las Ramonas, pero historizando y también embarrando los pies, porque de nada sirve el virtuosismo académico sino podemos ubicar la empatía y las resignificaciones en el territorio, en el  cuerpo del otre.

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