Los festejos en el hospital reavivan, entusiasman, nos encuentran. Cada año, trabajadores, familiares y usuarios generamos un espacio para celebrar las fiestas y depedir el año. Se trata de un ritual que nos invita a volver a lo más primario de nuestra esencia: poner el cuerpo en movimiento, abrazarnos, reir, olvidarnos de aquello que nos preocupa –al menos por unas horas.
Este año fue especial. No pudimos realizar el tradicional festejo pero generamos un espacio cuidado en la Plazoleta Verde Limón.
Fue al aire libre, con música, luces, decoración navideña y muchas cosas ricas que fueron preparadas desde la cocina del hospital junto a las donaciones de los diferentes sectores y oficinas, entre las que se destacó un pan dulce lleno de frutos secos que prepararon los compañeros del microemprendimiento Amasanado Oportunidades.
También, se confeccionaron cinco cajas con juegos de mesa para entregar a cada sala. Aquí también, trabajadores y amigos fueron haciendo llegar sus aportes.
Ha sido un año duro para todos quienes trabajamos en salud y más aún para las personas que transitan una internación. Aún así, inventamos formas amorosas que permitan el cuidado y la celebración.