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Editorial Sin Chaleco Octubre

Compartimos el texto escrito para la editorial del boletín, una reflexión por el mes de la salud mental.

    Lugar: un hospital. Después de varias entrevistas.

- "Bueno, quizás sea necesario tomarse un tiempo para trabajar estas cosas" - intervención psi.

 - "Los pobres no tenemos ese privilegio" - respuesta del entrevistado. 

¿Qué le hicimos al tiempo en todo este tiempo? 

                    (Texto de Luciano Ramos, equipo de Admisión/Consultorio Externo del HESM)



Cuando nos cansamos de hablar de la pandemia y apenas comenzamos a entender de qué se trataba aparecieron los anuncios de la otra pandemia: la de la salud mental.  

Aún no nos es posible describir con claridad cuáles serán las consecuencias más globales de lo que generó en la comunidad este tiempo de desconcierto mundial. Una cosa quedó clara: somos finitos y no podemos manejar todo como quisiéramos. 

Sin embargo, desde los efectores públicos de salud, ya podemos animarnos a describir algunas situaciones que suelen repetirse en los períodos de crisis:

-Aumentan las consultas en los sectores públicos de salud debido a la reducción de los ingresos y a la imposibilidad de sostener tratamientos en el sector privado.

-Aumentan las consultas porque el malestar ha crecido, y muchos que hasta aquí no se habían planteado iniciar un tratamiento en salud mental, lo evalúan como posibilidad

-Aumentan las consultas en las urgencias en salud mental, porque muchos se encontraron sin herramientas para sobrellevar todo lo que trajo consigo la pandemia.

 

Si tomamos como referencia el Hospital Escuela de Salud Mental, la capacidad operativa de los consultorios externos hace meses que está al 100 por cien. Esto significa que, desde hace meses, es muy complejo conseguir turno.  

Estrategias como reducir el tiempo de la consulta o espaciar la frecuencia de los tratamientos intentan paliar la situación, pero lo cierto es que el acceso a los servicios de salud mental se encuentran colapsados.

Las listas de espera eternas, las colas a la madrugada para llegar a conseguir un turno, las quejas por la ausencia de consultas y la impotencia de los trabajadores frente a tanta demanda puso en tensión las formas habituales de atención.  

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