Mitos y verdades sobre la salud mental
Compartimos esta información, con el entusiasmo de que se pueda trabajar en los lugares que habitamos.
• “La salud mental es una cosas de locos”
FALSO. Según la OMS, 1 de cada 4 personas que vive en las grandes ciudades necesita o necesitará apoyo psicológico durante su vida.
• “Las enfermedades mentales son un problema poco frecuente”
FALSO. Según estudios de la OPS/OMS, los trastornos mentales están dentro de las cinco primeras causas de enfermedad en nuestra región. Por ejemplo, el alcohol y la depresión son los problemas más frecuentes en salud mental.
• “Las personas cuya salud mental se encuentra comprometida no están en condiciones de decidir sobre su vida”
FALSO. Todos tenemos derecho a ser escuchados y a tomar decisiones sobre nuestra salud y vida, salvo en situaciones excepcionales y temporarias, de acuerdo a la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por Argentina en 2008.
• “La enfermedad mental es irreversible”
FALSO. Los padecimientos mentales pueden afectar parcial y transitoriamente la vida de una persona. La recuperación es posible con los adecuados apoyos comunitarios.
• “Las personas con enfermedad mental deben ser aisladas”
FALSO. Todos tenemos derecho a recibir la adecuada atención de salud, con el acompañamiento de nuestros afectos y comunidad. El hospital psiquiátrico o la reclusión no son respuestas apropiadas.
• “Una persona con enfermedad mental es sólo y exclusivamente un enfermo mental y todos los sentimientos y conductas derivan de esa condición”
FALSO. La condición de enfermedad mental no engloba todas las aspiraciones, deseos y proyectos de quien la padece.
• “Las personas con padecimiento mental son peligrosas”.
FALSO. Las personas con padecimientos mentales, en su conjunto, no son más peligrosas que el resto de las personas.
• “El cierre de los neuropsiquiátricos deja abandonados a los pacientes”
FALSO. El proceso de atención debe realizarse fuera del ámbito de internación hospitalario, desde un abordaje interdisciplinario e intersectorial. Se prioriza la inclusión familiar, laboral y cultural en la comunidad.