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Vejeces Trans

En el último boletín Sin Chaleco se entrevistó a Brenda Ayala, quién se autodenomina "orgullosamente trans". Por Juanjo Alarcon (*)

 

¿Cómo te presentamos?

Me llamo Brenda Ayala. Tengo 55 años. Vivo en Concordia, Entre Ríos. 

Soy orgullosamente trans. 

Teniendo en cuenta el promedio de vida de las personas trans podría decirme vieja, pero no me considero así todavía.  Soy una sobreviviente de este sistema, una sujeta envejeciente. Soy actriz y estoy en el grupo El Furgón. La directora es Natalia Palacios.

¿Me podrías contar un poco acerca de tu historia? 

A los 15 años empecé a reconocerme como trans. Sufrí mucho bullying en la escuela porque la institución no estaba preparada para alojar a una chica en mi condición de género. Yo no quería ir, pero mi papá me obligaba. Fue todo un sufrimiento espantoso. No tenía amigos, ni nada. Cuando falleció mi padre, dejé la escuela.

Nosotros somos 14 hermanos. Yo soy la menor. Con mi familia también me costó mucho la relación. Hoy, cuando me cruzo con algunos de mis hermanos en la calle, muchas veces se pasan de vereda y no me saludan. Cuando murió mi papá me animé a contarle a mi mamá que era trans. Ella me aceptó y me liberé.

Al dejar de estudiar, mi mamá me dijo que no me podía mantener, por lo que tuve que salir a la calle a trabajar de la prostitución. No me quedó otra, nadie me tomaba cuando buscaba trabajo. Estuve 25 años en la calle.

Cuando me sumé al colectivo trava-trans en Concordia, con Darío Pérez a la cabeza de la lucha en ese tiempo, conseguí una beca que me facilitó cierta estabilidad económica. También, el teatro me ayudó a subsistir. A partir de ahí, salí de la calle.

¿Cómo llegaste al teatro?

Me acerqué por un amigo. A mí me gustaba actuar desde que era chica. De grande, me comuniqué con mi amigo del que sabía que estaba haciendo actuación. Le comenté mis ganas de sumarme y le pregunté si podía hablar con la directora para que dé el ok.  Hace 5 años que ya estoy en ese elenco.

¿Qué te facilito el arte?

El arte me liberó. Dejé de estar escondida. La sociedad no nos quiere ver caminando por las calles y a eso nos los hace saber a través de las miradas, del insulto. Mucho tiempo esto me generó miedos al qué dirán, a la policía, a salir a la calle de día, por eso salíamos siempre de noche. El teatro me ayudó a liberarme, a no tener vergüenza, a poder mostrarme tal cual soy, auténtica. 

Hoy me presento y digo soy ésto,  soy actriz y es hermoso que me vean por el lado de mi talento y no por mi condición de género.

Las trans de mi edad somos pocas y a veces cuando charlo con mis compañeras me comentan ¿Qué vamos hacer el día de mañana cuando ya no podamos trabajar más de la prostitución? ¿Qué va a ser de nuestra vida de viejas? Todavía las levantan, pero  ¿y después?

El Estado es quien debe pedirnos perdón y hacer algo por las vejeces trans, que estamos totalmente olvidadas. Porque para tener una vejez trans digna debemos tener más reconocimiento por parte del Estado, una jubilación o pensión como reparación histórica de todo lo que hemos vivido, que se implemente el cupo laboral trans.

Me gustaría tener una vejez digna, saber que al otro día vamos a tener un plato de comida, no estar pensando ¿mañana tendré para comer? Y si algún día nos enfermamos, tener un lugar en el que se nos aloje, en donde se nos pueda atender amorosamente.

Sé que se han dado algunos cambios en nuestro país y se nos ha permitido transitar nuestra vida de otra manera. La ley de identidad de género me permitió tener mi identidad. Me acuerdo que cuando voté por primera vez le dije al presidente, ahora grita bien fuerte mi nombre,  que todos escuchen...

Me gustaría seguir actuando, no dejar nunca de actuar, porque me gusta mucho.

¿Crees que la actuación promueve la salud mental?

Claramente, la actuación es salud mental para mí, porque me hace sentir segura de mí misma. Yo recomiendo que a quien le guste el teatro que lo haga, que les va a venir bárbaro.  Hacer la obra Auténtica, me marcó, porque cuento mi propia historia a través del teatro y qué mejor que ser yo misma la que protagonice su historia. El arte me abrió puertas, hoy en día estoy haciendo cosas que jamás pensé hacer.

¿Qué les dirías a tus compañeras trans que no se animan a hacer lo que les gusta?

Que luchen por sus sueños, que no hay que bajar los brazos.

Esta lucha es intergeneracional, porque la lucha que nosotras hicimos hoy en día ha ayudado a que otras personas puedan tener ciertos derechos que antes nosotras no teníamos. Por eso hay que seguir luchando, por las travas que van a venir. Vuelvo a decir que el Estado y la sociedad nos debe un reconocimiento histórico a nuestros derechos del colectivo. Por todas aquellas que murieron en manos del Estado y las fuerzas policiales y por aquellas que fueron abandonadas y olvidadas.

La sociedad nos ha llevado a todos esos lugares oscuros sin embargo, puedo decir que soy una luchadora y orgullosamente trans.  Nunca más me voy a esconder, porque esto es lo que soy. Una luchadora incansable, sensible, amorosa, chistosa, una guerrera y actriz. Ojalá otras se puedan identificar con mi historia y se arrimen a la actuación, o al menos a levantar la voz.

 

 

 (*) Juanjo conoció el boletín en casa. Le llegó a través de su hermana quien lo trajo desde una reunión en la que se les entregó el Sin Chaleco. La tapa “Que otros sean lo normal” le llamó la atención y comenzó la lectura. Inmediatamente quiso participar. Se contactó con nosotros por correo (comunicacion@hesm.gob.ar) y definimos el tema y esta hermosa entrevista. Gracias por el arrime Juanjo!.

*Se puede sugerir como material para seguir en esta temática: En youtube: Filo News. Caja Negra. Entrevista a Camila Sosa Villada: “Sé que lo divertido es poner en peligro lo que hay alrededor”.  (se podría vincular el código QR

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