El martes 28 y miércoles 29 de junio en la Facultad de Ciencias de la Educación (UNER) se realizó una nueva audiencia pública organizada por la Defensoría del Público. 

Las audiencias públicas son para “evaluar el adecuado funcionamiento” de la radio y la televisión en todo el país. Son instancias formales donde los reclamos y las propuestas ciudadanas se convierten en líneas de trabajo de la Defensoría,  organismo creado a partir de la Ley 26522 de Servicios de Comunicación Audiovisual.

En dichas audiencias, como en las anteriores, el Área de Comunicación Social de nuestro hospital y La Bisagra, radio abierta y andariega, participaron llevando los reclamos y miradas acerca de cómo los medios de comunciación continúan sesgando la información y teniendo coberturas poco cuidadas de los temas de salud mental. 

En dichas audiencias además, participaron desde la misma perspectiva la Dirección General de Salud Mental de la provincia y Radio Comunitaria Abriendo Puertas del Hospital Luis Ellerman de Rosario del Tala.

Dejamos el documento presentado desde el Área de Comunicación Social del hospital y el link al video de las presentaciones citadas.  

Nos encontramos una vez más en estas audiencias públicas, exponiendo la necesidad de un tratamiento respetuoso y responsable en los medios de comunicación audiovisual sobre las problemáticas de salud mental (que también incluyen los consumos problemáticos).

 

Lo hacemos esta vez, en un momento donde, paradójicamente, la temática cuenta con mayor repercusión en los medios masivos y se encuentra “en agenda” anudada más que nada al cuestionamiento de la ley nacional de salud mental Nº26657. Una ley que fue gestada en un proceso similar al de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, con una serie de consultas públicas en diferentes puntos del país y donde muchos de los aquí presentes participamos activamente. 

 

Dos casos resonantes ocurridos en los últimos días (el incendio del departamento de Felipe Pettinato con la trágica muerte de una persona a finales de mayo de 2022 y la creciente mediatización de la mamá de Chano Charpentier, líder de la banda Tan Biónica), han reimpulsado un debate -entendemos que ideológico- sobre la responsabilidad y -si vale el término- la “efectividad”  de una ley frente a las singularidades de las personas que padecen problemáticas tan complejas como lo son las de salud mental, donde no existen instructivos, prospectos ni protocolos estandarizados para sus tratamientos -aunque lo quisiéramos. 

 

Frente a este debate, que no es inocente y tiene toda una historia entramada en la complejidad del campo la salud y la lucha de poderes que allí se disputan (económicos, teòricos e ideològicos), nos parece imprescindible solicitar nada más y nada menos, en esta facultad que forma comunicadores, el tratamiento responsable y cuidadoso de estas temáticas sobre las que existen recomendaciones cuidadas y gestadas desde diferentes organismos públicas -como la misma Defensoría- y donde se han consultado a diferentes sectores. 

 

No estamos aquí para defender una ley que ya lleva más de 10 años de promulgación y que, como toda ley, necesita mucho más que un texto legal para su real implementación. Sabemos que desde el campo de la salud tenemos mucho para mejorar pero confiamos plenamente en el enfoque de derechos de esta ley,  que ha dado lugar a muchas situaciones reparadoras y (si se quiere) “felices” que las que han tomado estado público en los últimos días. 

 

Necesitamos que los medios masivos de comunicación no sólo se ocupen de hablar de salud mental exclusivamente cuándo los malestares subjetivos afectan a personas mediáticas de clase media alta, como fue la situación de “Chano Charpentier” o de Felipe Pettinato.

 

Es menester que los abordajes de estos casos excepcionales sean cuidadosos, plurales y dejen de confundir los propósitos de las nuevas perspectivas en salud mental, difundiendo información errónea, desactualizada y que contribuye a reforzar una espectacularización de las problemáticas de este campo. 

 

Es prioritario dejar de  asociar los padecimientos mentales con la peligrosidad y la incapacidad, dando por sentado que la única salida posible son las internaciones prolongadas en instituciones cerradas y donde los derechos de las personas poca veces son respetados. 

 

Las coberturas mediáticas mencionadas, sólo como ejemplo, pusieron en agenda una supuesta “respuesta” ante estas problemáticas poniendo el acento en lo individual, subjetivo y biológico, como si nada de los social, cultural y político atravesara estas situaciones, de las cuales Chano, su mamá y Felipe Petinatto son solo un pequeña parte.

 

Consideramos mucho más grave cómo los medios masivos invisibilizan las miles de vidas que vienen sufriendo años el aislamiento y encierro en instituciones, con violaciones permanentes a sus derechos como humanos. Creemos que estas coberturas tienen una fuerte pregnancia de la ideología de la normalidad, que refuerza la visión de un mundo para unos pocos donde solo los “aptos”, según sus propios méritos, logran subsistir. 

 

No es con menos Ley, es con más implementación. 

(y con coberturas mediáticas que visibilicen la diversidad de situaciones, su complejidad y den lugar a todas las voces)