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Entrevistas: Caminando nuestros 60 años. - Hospital Escuela de Salud Mental
Institucionales

Entrevistas: Caminando nuestros 60 años.

En un nuevo intergeneracional, recuperamos la historia del Hospital de Día, a partir de la palabra y el registro de Gabriela Perottino.

“Hicimos mucho y fueron cosas importantes. Nos animamos a mirar la locura desde otro lugar”

 

La historia del Hospital de Día de nuestra institución, único en la provincia, celebra en este 2023 treinta años de un camino que fue deseado, sostenido y no por eso poco costoso. Con altibajos, con el corrimiento de aquel primer equipo de profesionales residentes que lo gestaron, al compás de los contextos políticos y las gestiones de turno, este dispositivo supo apostar y aportar otras formas de atender los padecimientos subjetivos, de ver la locura. 

 

Iniciado en tiempos de Hospital Roballos, bajo la dirección del médico psiquiatra Jorge Grinberg y con el lugar fundante de la psicóloga Mercedes De Giusto en la Dirección de Salud Mental de la provincia, el Hospital de Día se conformó en 1993 como “un espacio facilitador para que algo del sujeto emerja, en tanto el dispositivo podría definirse como una malla simbólica que tiene efectos sobre lo resquebrajado en cada paciente: su relación con la palabra, su relación con los otros” (Flory y Montini, 2016, p. 28). 

 

Gabriela Perottino es una de las personas referenciadas por el equipo actual de este dispositivo para recuperar parte de su historia. Ella es psicopedagoga. Los primeros pasos de su profesión los dio en nuestro hospital hasta que, a los 15 años de trayectoria, definió renunciar a su cargo para dedicarse a la crianza de su segundo hijo y al trabajo en el sector privado como terapeuta sistémica desde el enfoque transgeneracional y las constelaciones. Mucho de esa formación ya se había iniciado durante su camino en nuestra institución como respuesta al desafío que le implicó su inclusión en un efector monovalente.

 

“A mí el hospital no sólo me dejo amigos -que fue la cosecha más linda- sino que además, me llevó a formarme, a buscar espacios de supervisión,  me incentivó a capacitarme para poder pensarme en ese lugar. Ha sido un lugar fundante que me merece gratitud infinita”.

 

Gabriela lo dice conmovida, con sus ojos claros brillosos, confirmando el lugar que guarda para el hospital. El mismo que hoy el equipo del Hospital de Día le reserva por sus aportes, sus miradas y compromiso. 

 

“El hospital para mí fue mi segunda universidad. Tengo un agradecimiento profundo. Encontré cómo darle lugar en la salud mental a mi profesión y con mi impronta personal. Me llevó a estudiar, a sanar cosas personales en mi proceso de terapia y me permitió sobrevivir, ya que fue durante mucho tiempo un recurso económico importante. En la permanente capacitación pude advertir algo de la locura institucional, trabajar con eso, revisándolo permanentemente”.

 

Después de algún tiempo en la sala de hombres, pasó a formar parte del equipo del Hospital de Día en un momento donde se estaba rearmando todo, después de la intervención de Berta Entrocassi. Aquel hospital de día funcionaba de 7 a 13 y “no éramos muchos los que sosteníamos talleres grupales”, comenta Perottino. 

 

De aquel equipo, algo disgregado por la transición que había generado el corrimiento de Berta y el traslado del director Uranga Gallino a la coordinación del dispositivo, Gabriela recuerda a Silvia Lezcano, Carlos Acevedo, Juana Ávalos, Karina Odelli, Silvina Villanueva, Daniel Carrizo. Algo más tarde: Guillermo Albornoz y Natalia Yujnovsky.

 

“Había un clima de tensión, estaba el malestar de conformar un equipo en contra de lo que se había excluido -que era ese primer grupo de residentes entre los que estaban Javier Schubert y Fernanda Sosa. Era armar un equipo en el medio de un sótano -un lugar más que simbólico en este contexto. Intentar instalar la mirada y la función del dispositivo -que tenía que ver con un nuevo paradigma- para que no sea tomado como el lugar donde la gente “iba a ser un tallercito o a pasar el tiempo” .

 

“En ese primer momento empecé con el espacio de escritura desde donde se generó la revista “Entre Mate y Guitarra”. Por ese tiempo también,  quisimos recuperar la radio De la Nuca, reconstruimos su historia. Ya por entonces, hacíamos caminatas por el barrio. Después, en otro momento del Hospital de Día,  incluimos los almuerzos, los paseos al centro, el taller de velas y collares. Al tiempo, comencé a participar de la admisión, lugar reservado, hasta entonces, para los médicos y psicólogos.” 

 

El estar ahí, poniendo el cuerpo en la cotidiana de las personas que habitaban el hospital de día, era una de las tareas fundamentales del dispositivo. Algo de esa relación con el cuerpo fue lo que Gabriela ubicó como necesario a trabajar en todos sus recorridos institucionales.

 

“A partir de mi llegada al hospital, empecé a formarme en sistémica, psicopedagogía clínica e institucional. En ese momento estaba yendo a biodanza por lo que venía trabajando mucho con el cuerpo. En mis primeros años de hospital, recién recibida, allá por los años 1994-95 -donde trabajaba en la sala de hombres junto a Luis Damonte, Mari Trucco, mis colegas Isabel Maccione y Mónica Segovia- tuve un grupo de pacientes con muchos años de cronificación, con cuerpos muy deteriorados. Aún así, pudimos hacer muchas cosas, laburamos muy bien. Yo poniendo mi impronta de trabajo con lo corporal, el contacto, el cuerpo”.

 

Gabriela recuerda sonriente las reacciones de Juanita Russo, una compañera que se sorprendía del trato que ella tenía con los pacientes. 

 

En esto de poner el cuerpo y sostener, Gabriela rememora las reuniones para familiares que intentó inscribir en diferentes momentos del Hospital de Día y con diferentes compañeras. Espacios que, por una u otra razón, no pudieron trascender. El ser “psicopedagoga”, una disciplina de las pocas convencionales a la hora de atender el sufrimiento psíquico, no hizo las cosas fáciles para ella:

 

“Fue muy difícil el precio que pagué por ser de una disciplina que no era de las hegemónicas. Parecía que todas las cosas que podía pensar, proponer o sostener eran poco valoradas hasta que un congreso validaba la actividad y, de pronto, era "la posta". Y sin embargo, eran actividades que, desde hace tiempo, veníamos sosteniendo con Carlos Acevedo en el Hospital de Día”.  

 

MOMENTOS

Gabriela ubica momentos del dispositivo. Aquel primero, gestado por residentes que aún hoy se los nombra y referencia por las marcas iniciales que dejaron al Hospital de Día, un segundo bajo la coordinación de Berta,  el tercero cuando ocupa el lugar Uranga Gallino, un cuarto con el médico Oscar Dobry y el quinto, cuando toma la coordinación Andrea Flory, donde “aparecieron otras posibilidades de pensarnos distinto a partir de la  inclusión de las supervisiones. Pudimos empezar a vernos como equipo interdisciplinario y todos podíamos participar” . De ese entonces, Gabriela rescata un momento que le resultó significativo:

 

“Para mí fue súper interesante cuando tuvimos como supervisor del equipo a Oscar Pellegrini (*). Él posibilitó un montón de cosas, como la integración de otras disciplinas y otras personas dentro del equipo, validando intervenciones y aportes desde otros saberes. Esos espacios fueron donde yo sentí que algo se acomodó y todo tuvo un buen lugar. Fue una de las sensaciones más agradables que guardo del Hospital de Día”. 

 

Gabriela es crítica de su paso por la institución y del hospital del que participó. Ubica cómo muchas veces aquello que podía verse como un dispositivo alternativo o sustitutivo de la lógica manicomial era captado y, una vez más,  lo diferente se volvía a excluir:

 

“Todo lo que no tenía tinte científico o que parecía innovador, era loco y había que correrlo. Muchas veces en el mismo Hospital de Día funcionábamos con la misma lógica. Era difícil pensar en la cohesión grupal, sostenernos amorosamente como personas. Algo de esto, cuando cuando me fuí, se estaba encaminado hacia otra dirección y creo que en eso tuvo que ver el lugar de Oscar y sus supervisiones”. 

 

CIERRE

 

Cuando Gabriela sintió que ya había dado todo lo posible, frente a la mirada absorta de muchos de sus compañeros y compañeras, comunicó su renuncia al cargo de planta permanente que ocupó durante más de 15 años.

 

“Mi salida fue por la puerta grande. La supervisión de cierre fue pensada desde la Gestalt, con la participación externa cuidadosa y amorosa de Norma Barbagelata. Para mí fue un cierre a lo grande.”

 

FOTO MENTAL

La primera que Gabriela elige de su historia en el Hospital de Día es la del viaje en balsa con Carlos Acevedo y un grupo de usuarios. Las anécdotas y los recuerdos de su tránsito por la institución la acompañan hasta su presente, donde en la cotidiana aparecen dichos o chistes que recuerdan escenas, personas usuarias queridas o proyectos anhelados por mucho tiempo y hoy celebrados.

“Sigo al tanto de cada cosa que pasa a través de mis amigos y he celebrado el traslado del Hospital de Día como si hubiese participado en él”. 

 

APORTES

Frente a la pregunta acerca de qué cree que pudo aportar al hospital de día, Gabriela contabiliza:

 

“Creo que un montón de intervenciones que tenían que ver con la conexión, el contacto, la emoción. Aposté a que nuestras prácticas tengan el valor de la conexión y de sostener al otro. No se trataba solo de “pasar un tiempo”. Tenía la convicción de que una intervención no es terapéutica sin una relación”. 

 

DESEO 

Gabriela cierra este recorrido con un dejo de nostalgia y con mucha emoción por la revisión del camino recorrido. Conmovida  expresa:

“Ojalá hubiese tenido en aquel momento las herramientas que tengo hoy para incluir a los excluidos de otra manera. Mi camino allí hubiese sido más fácil trabajando más la integración que la exclusión”.

 

Referencias:

Flory y Montini (2016) Trazar con otros. Experiencias de Hospital de Dïa. Hospital Escuela de Salud Mental. Ed. La Hendija. Paraná, Entre Ríos. Más info AQUÍ

(*) Oscar Pellegrini: Médico psiquiatra y psicoanalista santafesino. Referencia para el campo de la salud mental y con una comprometida militancia en el campo de los derechos humanos. 

 

Comentarios

Laura Hace 2 años
13-05-2023 12:02:24

Fue mucha lucha en el hospital los cambio de autoridades no se podia plasmar algo concreto siempre palos en la rueda. Hay mucha gente que la lucho de abajo para poder contener a pacientes. Me retire en el 94 de las personas nombradas conozco pocas pero aplaudo sus proyectos. Siempre que sea cn beneficio al paciente

Alicia Yauck Hace 2 años
09-05-2023 19:09:54

Valoro el trabajo y dedicacion, labor encarnada de toda una familia que costo el reconocimento del otro, cuando solo se busca equidad, inclusion, afecto. Felicitaciones Gabriela.❤️

María Rosa Hace 2 años
09-05-2023 11:51:19

Chin chin!!!en tus jóvenes 60 años Hospital Escuela de Salud Mental!!!! Un lagrimón recorrió mis mejillas al leer las expresiones de mí hija!!!! Se lo que brindo a esa institución,contra vientos y mareas!!!! Abrazos y bendiciones!!!
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