El retorno a la presencialidad y el nuevo contexto de trabajo, en relación a la pandemia.
Claudia Rolón, Profesora y Rectora de la Escuela Secundaria N° 19 “Raúl Humberto Záccaro”, nos da una mirada sobre la escuela en pandemia.
Es difícil hablar del retorno a clase sin antes contemplar algunas variables, contextualizar el regreso, particularizar el mismo. Ir de lo general a lo particular y de lo particular a lo general sin escalas y comprender que no es complicado, pero tampoco es tan simple. Es muy, muy complejo y no depende de los docentes y los directivos de las escuelas, solamente.
Comencemos, la Escuela Secundaria N° 19 “Raúl Humberto Záccaro” de la ciudad de Paraná, se encuentra emplazada en ¿?, y allí lo dejo a su criterio, Av. Uranga s/n o Av. De Circunvalación s/n o como referenciamos nosotros “frente a la Escuela de Policía (correctamente expresado sería Institutos Policiales Dr. Salvador Macía”), entre el B° José Hernández y el Tortuguitas”. Al finalizar el 2020 contábamos con una matrícula de 120 estudiantes, la cual puede incrementarse en el CL 2021 debido a que el número de alumnos que ingresan es mayor al que egresó. El 85 % del alumnado está constituido por adolescentes y el 15 % restante por jóvenes y adultos. Es una escuela de tercera categoría, ya que nuestro sistema es cuantitativo, es decir categoriza por cantidad de estudiantes no por necesidades educativas. Por esta razón escuelas como las nuestras cuentan sólo con dos cargos directivos (Rector/a y Secretario/a), una Asesoría Pedagógica con el mínimo de horas para la función (12) y en nuestro caso particular por contar con un anexo de ESJA, una Coordinación de 12 hs. para tal fin y sólo 12 hs de tutoría (6 para un/a profesional en el área psicopedagógica y 6 para un/a profesional de la Psicología), todos los años se gestiona para incrementar la carga horaria de este espacio, pero hasta el momento la respuesta ha sido negativa.
Dicho esto volvamos a la mirada general. Nuestros estudiantes en su mayoría, son adolescentes, y el adolescente, sin duda alguna necesita socializar, necesita el contacto con sus compañeros y con sus docentes, sus niveles de oxitocina son elevados. Esto, por ejemplo, debió preverse cuando luego de una cuarentena prolongada se habilitaron las salidas (cómo dice el escorpión de la fábula, “está en su naturaleza”). Me han preguntado en numerosas oportunidades ¿si los chicos hubieran asistido a clases esto se hubiera evitado?, con el diario del lunes, podríamos decir, “al menos se hubiera gestionado mejor”, pero como soy profesora de Historia, no me gustan las ucronías, así que respondo. “No tuvimos esa posibilidad, por lo tanto nunca lo sabremos”. Y a las otras preguntas recurrentes por estos días, ¿Los chicos deberían volver al aula? ¿Es mejor clases virtuales o clases presenciales?, una vez más, las respuestas no son tan simples. Sin dudas, la presencialidad es mejor, somos seres sociales, necesitamos del contacto, de la comunicación no verbal, de la charla que va más allá de la mera instrucción y en nuestra escuela en particularidad, la presencialidad en muchos casos permite al estudiantado imaginar un futuro diferente. Un porcentaje elevado de nuestros estudiantes ayuda con las “changas” o cuida de sus hermanos mientras sus padres trabajan. Asistir a la escuela les permite ocuparse por un momento, sólo de ellos. Por eso nos preguntaban en numerosas oportunidades cuando vuelven a la escuela. Pero esa pregunta no estaba referida a la instrucción, a la lectura, el cálculo, a los conocimientos académicos en general sino al encuentro diario en el edificio escolar, al recreo, a las charlas, a su espacio.
Hasta marzo de 2020, nuestros estudiantes tenían mínima o nula experiencia de educación virtual y los docentes también. Sumado a esto, también las posibilidades de acceder a la misma fueron limitadas y en algunos casos nula.Si bien una gran parte del año tuvieron la posibilidad de buscar en la escuela material impreso, no siempre lo hicieron. Los docentes de un momento a otro arbitraron los medios para conectarse con ellos, trabajamos todo el año de manera multidisciplinar por Whatsapp, Instagram y radio. ¿Se lograron los aprendizajes esperados?..antes de la Pandemia, en la primera reunión institucional y cuando se pensaba en un “año normal”, por supuesto que no. Se lograron los aprendizajes propuestos durante la pandemia, el tiempo lo dirá, quien diga que hoy puede dar una respuesta, estaría mintiendo. ¿Se adquirieron otros aprendizajes?, sin duda, todos aprendimos y continuamos aprendiendo.
¿Cómo nos preparamos para el 2021?, tal vez un poco mejor que el año pasado, hoy tenemos una certeza, que tal vez estuvo siempre pero no la veíamos con claridad. La certeza es que no hay certezas. Nuestro sistema hace un tiempo que enfrenta una crisis, muy profunda, las autoridades tuvieron una oportunidad histórica de ver el otro lado de la pandemia, y utilizando una frase popular “barajar y dar de nuevo”, sin embargo y continuando con la metáfora, continuamos jugando con las mismas cartas y cambiamos las reglas y en estas reglas no todas las cartas eran buenas.
Estamos preparados para la bimodalidad, No, como no lo estábamos para la virtualidad. Faltan recursos y no es “un verso”, por ejemplo en la escuela no tenemos servicio de internet, no contamos con dinero para contratar el servicio (porque nuestros sueldos no dan para tanto) y el servicio gratuito de Nación se cortó a mediados del 2020. El año pasado pensábamos ofrecerles un espacio de conexión, que hoy no podemos. Tampoco podemos ofrecerles un espacio al aire libre, lo tenemos, pero no tememos árboles que puedan brindar sombra, y en nuestro clima, a la siesta es imposible ofrecer un lugar.
Por otro lado las expectativas de nuestros estudiantes respecto del regreso, dista mucho del regreso que ofrece “la teoría”, ellos quieren regresar a la escuela como la conocían antes y eso no será posible, pero para muchos eso no tiene razón de ser. Tal vez deberíamos tomar conciencia que el virus no se fue y que todo está cambiando, pero repito, el sistema es el mismo y como digo cada vez que tengo la oportunidad, “no se puede hacer vino nuevo en odres viejos” y hoy es lo que estamos haciendo.
La actividad escolar debería ser un “como sí” para la vida y hoy no lo es (o sí, porque muestra en forma descarnada la desigualdad). Existe un protocolo para el regreso, ¿existen los recursos? No, recibimos dinero, y gestionamos de la mejor manera posible para que estos alcancen para cumplir con el protocolo, pero es como llegar al supermercado y tener que elegir quién de la familia en la semana recibirá todos los nutrientes, quienes algunos y quienes deberán esperar para la próxima compra. Pero en este caso no sería una semana, no tenemos respuesta del momento en que recibiremos la próxima partida ni información clara de cómo debemos encarar el CL 2021, no más de lo que todos vemos y escuchamos en los medios de comunicación.
¿Queremos volver a las clases presenciales?, la respuesta es SI , pero no siempre “querer es poder”, esto funciona en decisiones individuales, pero no cuando depende de “alguien más” como en este caso
Tenemos más preguntas que respuestas y trabajamos todos los días con incertidumbre y esperanza. Pero es muy difícil cuando las incertidumbres crecen, termino con otro dicho, dicen que los navegantes pesimistas siempre ven malos vientos, los optimistas buenos y los realistas acomodan las velas, en educación como en la vida existen los tres grupos de navegantes, lo cierto es que al tercer grupo nos están faltando velas.