Mejor hablar de ciertas cosas
Algunas definiciones y herramientas para problemáticas que venimos escuchando recurrentemente en los espacios de salud y en el cotidiano.
Las siguientes situaciones se tratan de problemáticas que venimos escuchando recurrentemente no sólo en los distintos espacios de atención en salud sino principalmente en el cotidiano. En conversaciones con vecinos/as, con amigos/as y con compañeros/as. Esto da la pauta tanto de la actualidad, como de su agudización.
Dejamos aquí algunas definiciones y herramientas para la comunidad.
1- ¿Qué es una crisis de angustia/ansiedad (sentido común: ataque de pánico)?
Podemos pensar a la crisis de angustia como un episodio agudo y que interrumpe la vida de la persona de forma sorpresiva sin previo aviso volviendo difícil sobrellevar actividades de la vida cotidiana que en otro momento podíamos resolver quizás más fácilmente. Se percibe malestar tanto psíquico y físico.
Cuando hacemos referencia a malestar físico , en general hacemos referencia con esta idea socialmente conocida como ataque de pánico, que tiene que ver con éstos síntomas como la sudoración la palpitación, la presión en el pecho, la dificultad respiratoria.
Y por otro lado el malestar psíquico, es decir del nivel del pensamiento, que se trata de estas ideas sobrevaloradas o ideas que tienen mucho peso o mucha carga en la vida de la persona y que resultan muy difíciles de ser controladas, acotadas, por eso se vuelven ideas muy invasivas y pueden generar insomnio, cambios en la alimentación, etc.
Lo principal de esta problemática es que la persona tiene muchas dificultades para decir lo que le sucede, es decir, para poder poner en palabras algo de este material. Y poder asociar el motivo de ese malestar.
¿Qué hacer frente a esta situación?
Es importante poder ubicar que tanto los motivos como las soluciones a este malestar son singulares. Es decir que lo que a mi me puede funcionar para aliviar algo de esa angustia a otra persona puede no funcionarle. Y en ese sentido lo importante de contar con un espacio de escucha donde podamos reconocer qué lugares, qué hechos, qué recuerdos, qué personas son los que generan esta angustia, y encontrarle sentido a este padecimiento en general alivia algo de este sufrimiento. Pero fundamentalmente puede darnos herramientas para poder enfrentar estos episodios desde otro lugar, de un lugar más activo que signifique menor sufrimiento.
Es importante entonces saber acompañar, sin pretender que este malestar desaparezca rápidamente, sin realizar demasiadas preguntas que quizás la persona en este momento no puede responder, y a su vez, sin esperar que la persona pueda decir sin precisión decir lo que le sucede.
A veces pasa que la urgencia de la persona que está sufriendo se transforma en urgencia de la familia y del contexto y esto puede empeorar la situación de angustia y/o ansiedad.
Por eso es importante escuchar con cierta espera y cierta paciencia.
Por otro lado es importante que esa persona que está en crisis pueda ir conociéndose y de apoco ir transmitiendo de qué forma quiere ser acompañada en esos episodios. Algunos prefieren estar en compañía conversando con alguien. Y otros eligen transitar estos episodios en soledad. Está bueno respetar esas diferencias.
Si estos episodios no ceden y la angustia y los síntomas van en aumento vale la pena tener en cuenta que está la opción de la guardia, la persona puede acercarse a los distintos sectores de guardia de su área programática y será atendida por un equipo de profesionales que acompañen en este momento agudo.
2- Pautas de alarma de suicidio
Es bastante común encontrarse con la idea de que el suicidio es un acto individual y del ámbito privado, de alguna manera esto forma parte del imaginario social. Lo cierto es que esta es una problemática compleja y multicausal, es decir, está atravesada por una serie de factores interrelacionados: personales, sociales, psicológicos, económicos, culturales, biológicos, entre otros.
Hay algunas pautas de alarma que podemos tener en cuenta, como por ejemplo que la persona presente cambios repentinos en la atención, la concentración o la memoria; cambios notables en su aspecto físico; cambios bruscos en el comportamiento y en el humor; alteraciones en el sueño. Estos signos de alarma siempre deben ser evaluados o leídos dentro del contexto socio cultural y etáreo.
La detección de cualquiera de las manifestaciones de esta problemática puede ser realizada en diversos ámbitos: servicios de emergencia u otras instancias de atención de salud, también en otros espacios comunitarios como escuelas, clubes deportivos, iglesias, centros recreativos o culturales, entre otros.
¿Qué hago frente a esta situación?
Lo primero y más importante es visibilizar esta problemática e intentar comprenderla desarmando los prejuicios que existen en torno a ella. Para esto es necesario que empecemos a hablar. Si seguimos sosteniéndola como un tabú, no vamos a poder reconocer y registrar que este fenómeno acontece cotidianamente y que es un problema atendible y en muchos casos, anticipable. Uno de los prejuicios fuerte mente instalado en la sociedad, sostiene que hablar del suicidio es una mala idea porque se puede interpretar como un estímulo. En realidad hablar puede ser una oportunidad para que las personas que están sufriendo encuentren otras opciones de tramitar su dolor.
La importancia, siempre, es garantizar una escucha atenta, libre de prejuicios y de sanción moral, no desestimar los relatos de las personas, y utilizar un lenguaje sencillo y claro. En todos los casos, hay que tomar medidas de resguardo físico, nunca dejar sola a la persona, brindar apoyo y contención e identificar referentes vinculares que pudieran acompañar durante el proceso.
La mejor manera de detectar si las personas tienen pensamientos suicidas es preguntándolo. El riesgo es justamente que estas ideas permanezcan ocultas. La importancia está en acompañar, en respetar y en estar disponibles para escuchar a quien necesita, generando la posibilidad de transitar en palabras lo que la persona está sufriendo.
3- ¿Cómo me doy cuenta que estoy frente a una excitación psicomotriz?
Excitación psicomotriz es el nombre técnico que se le da a una forma de manifestación de múltiples padecimientos que puede tener una persona, tanto de salud mental como de causas exclusivamente orgánicas. Esta forma de manifestación - que puede ser distinta en cada persona - está caracterizada por un aumento de la actividad motora que puede ir desde una ligera inquietud hasta una hiperactividad, sumado esto siempre a una alteración en la esfera emocional que puede tener una tonalidad de ansiedad severa , pánico, enojo, euforia, entre otras.
Hay que diferenciar la excitación psicomotriz de la violencia. Esto último generalmente está dirigido a causar daño a sí mismo u otros, con previa planificación o amenazas. Hay veces que la excitación psicomotriz presenta violencia pero no es la generalidad.
¿Qué hago frente a esta situación?
La primera recomendación es escuchar a la persona y atender a lo que tiene para decir. suena bastante obvio pero en estos casos, el hablar encima de la persona, elevar el tono de voz dando órdenes generalmente va de la mano con el agravamiento del cuadro (puede agravar la situación)
Lo segundo es preguntarle a la persona (o evaluar por uno mismo cuando la persona que pasa por una excitación psicomotriz no puede hacerlo) si necesita de atención de urgencia en salud. Si es así el número en paraná para las emergencia es salud es el 107.
Y en los casos en que exista riesgo de que la persona que está pasando una excitación psicomotriz se haga daño o haga daño a otros, el llamado debería ser al 911. para que pueda asistir personal de seguridad. Es importante saber que el personal de seguridad cuenta desde el 2013 con un protocolo de actuación en caso de salud mental y que van a acompañar al afectado a la institución de salud que crea conveniente. |