Servicio de internación de hombres del Hospital Escuela de Salud Mental
Recuperamos la experiencia de quienes trabajan con las personas internadas por motivos de salud mental
¿Cómo pensar las internaciones en salud mental?
Conversamos con Pamela Peltzer -Lic. en psicología, especialista en salud mental - y Emiliano Blanco - Lic. en enfermería – miembros de la jefatura del Sector.
Equipo y trabajo del servicio
El Servicio de Hombres está dividido en 2 sectores (C y D) en los cuáles trabajan equipos interdisciplinarios conformados por trabajadoras y trabajadores, residentes y practicantes de enfermería, medicina trabajo social y psicología.
Desde este espacio se insiste en la importancia de constituir un equipo de trabajo estable con el cuál articular y gestionar medidas de manera más sostenida en el tiempo, como elemento clave.
“Destacamos lo importante de la estabilidad de los equipos y de las condiciones laborales, ya que hacen a la posibilidad de sostener coordenadas de trabajo en lo cotidiano.”
En ambos sectores se trabaja con usuarios varones crónicos y agudos.
Se entiende por crónico a sujetos institucionalizados, es decir, el usuario que por alguna situación transita una internación prolongada en el tiempo. Y agudo es aquel que ingresa por guardia -ya sea de manera voluntaria o involuntaria-, y que permanece por un período corto. Aquí el trabajo es generar las condiciones clínicas y de entorno, para su pronta externación.
“Siempre la perspectiva de trabajo, tanto con el usuario crónico como agudo, tiene que ver con que esa persona tenga otras condiciones de existencia, por fuera de la sala de internación, diferentes a las del momento del ingreso.”
Pamela y Emiliano nos cuentan que se han encontrado con usuarios crónicos donde no es posible pensar su externación por todos los factores que rodean su situación clínica y social. En estos casos los equipos trabajan con diferentes estrategias para mejorar su calidad de vida. La propuesta es armarles un cotidianeidad que los conecte con el afuera -aunque sigan estando internado- promoviendo actividades como talleres o salidas recreativas. Y también acompañar en cuestiones que hacen al fortalecimiento de la autonomía de la persona, como puede ser el manejo del dinero, la orientación temporo espacial, la promoción de la higiene personal, la organización de una rutina, aún estando en una sala internación.
Sobre el diagnóstico y contexto
La perspectiva de trabajo en este sector es clínica y situacional.
“Si bien lo primero es estabilizar y ordenar lo que genera su ingreso a la sala de internación, inmediatamente se realiza una lectura de todo el contexto en dónde la persona presenta una crisis o la descompensación que desencadena la internación. Para nosotros es importante ubicar referentes familiares, barriales o institucionales que estén en condiciones de acompañar este proceso.”
Las personas coordinadoras de estos sectores explican que la mayoría de las veces las internaciones se prolongan no por cuestiones del cuadro clínico, sino por el arrasamiento de los vínculos, los contextos estallados sin posibilidad de acompañamiento ni red de contención. En estos casos, si la familia no está en condiciones de acompañar el proceso se trabaja con la figura del referente.
“A veces ese referente coincide con el familiar y otras veces no. Puede ser un amigo, un compañero, una pareja, una institución, etc.”
Pamela comenta que desde esta sala la expectativa es que las relaciones afectivas y cotidianas disminuyan lo menos posible, para sostener ese contexto del afuera que es dónde la persona vive.
“Las personas internadas reciben visitas y llamadas dos días por semana. Se comunican con quiénes quieren. Tienen salidas recreativas, utilizan el gimnasio, entre otras cuestiones.”
La internación
La internación, tal como lo plantea la Ley Nacional de Salud Mental N°26.657, es el último recurso terapéutico en nuestro campo. Desde estos sectores comentan algunas dificultades que se plantean vinculadas con esta estrategia clínica.
“Nos está costando mucho plasmar esta idea que plantea la ley. La internación debe ser el último recurso terapéutico pero nos encontramos con que está siendo el único recurso posible.”
El servicio de internación de hombres cuenta con 28 camas en este momento. De ese total, algunas (ocho, aproximadamente) están ocupadas por cuestiones judiciales. Otras 4 o 5 están destinadas a usuarios institucionalizados y el resto, en su mayoría, permanece ocupado por situaciones de crisis que ingresan cotidianamente. Con estos números, el margen de camas para nuevas internaciones no es amplio y pensar en externaciones no es una tarea sencilla.
“No lleva tanto compensar el cuadro clínico, sino que nos está llevando mucho tiempo poder armar redes y eso hace que las internaciones se prolonguen.”
Internaciones judiciales
Las situaciones judicializadas son aquellas donde se dispone una internación compulsiva, o sea, determinadas por los Juzgados de garantías o de instrucción en la esfera de lo penal. Estas internaciones también ingresan por la guardia, con la diferencia de que se realiza una evaluación para el tratamiento pero la internación debe realizarse obligatoriamente.
Otras, son las medidas de seguridad. Estas medidas son dictaminadas sobre personas que han sido declaradas inimputables en el proceso judicial. Son más prolongadas y pueden ser ambulatorias. Si el equipo considera que no tiene criterios de internación y la persona tiene una red de referentes, se puede solicitar al juzgado la externación y que la medida de seguridad continúe de forma ambulatoria.
En esta arista, Pamela Peltzer explica que se trabaja mucho con el Servicio Penitenciario y la Policía de Entre Ríos, ya que todas las medidas judiciales tienen sus custodios, es decir personal policial que acompaña las internaciones. Esto supone el cruce de lógicas diferentes de trabajo sobre las que es importante trabajar.
“La sala de hombres tiene esa característica, se trabaja con el equipo interdisciplinario de salud y también con el personal de seguridad."
Otras lógicas de trabajo posibles (y creativas)
Como parte del Servicio de Internación existe el emprendimiento laboral “Lavadero La estrella”. Funciona en el frente del hospital, con herramientas autogestionadas como hidrolavadora, aspiradora, manguera. Es sostenido por usuarios del servicio de larga estadía a quienes les genera un ingreso económico. Este emprendimiento es coordinado por un equipo interdisciplinario de sala que ubica aspectos que puedan pensarse como estrategias de salud, en el marco de una práctica laboral.
“Para nosotros este emprendimiento es algo muy importante y en estrecha relación con lo que plantea la Ley Nacional de Salud Mental. Esto es un servicio de internación y lo va a seguir siendo, pero hay que pensar lógicas transformadoras. En este sentido el lavadero, viene a proponer un más allá de lo establecido, un movimiento instituyente para la sala.”